
En el artículo anterior, el primero de esta serie de cinco, afirmé que nosotros los seres humanos somos cazadores de la sabana, especializados en la carrera de resistencia. Eso nos diferencia de nuestros primos, los otros simios que viven en la selva y cuya alimentación incluye mayor proporción de frutas y otros elementos vegetales. ¿Cómo fue ese cambio evolutivo y por qué tuvo lugar? ¿Y fue rápido o tuvo lugar en varias fases? Empecemos por hablar de la alimentación. Aunque a la dieta dedicaré otro artículo, aquí debo recordar que la alimentación herbívora requiere un aparato digestivo especializado, con intestinos mucho más largos y espacios para favorecer la fermentación de la celulosa. El intestino de los simios no es tan largo como el de los herbívoros, y es por eso que la mayoría de los simios centra su alimentación en las frutas, semillas y tubérculos y en pequeños animales, como insectos. Es decir, alimentos ricos en nutrientes, fáciles de digerir.
Si nuestros antepasados se vieron forzados a abandonar la selva para vivir en la sabana, se encontraron en la disyuntiva de alimentarse de hierba y hojas, para lo cual carecían del equipo digestivo idóneo, o bien comer la carne de los herbívoros. Claro que estos herbívoros son animales grandes y rápidos, imposibles de alcanzar. Pero tarde o temprano, los herbívoros mueren y su carne puede ser aprovechable.
Dicho de otra forma, lo más probable es que nuestros antepasados fueran carroñeros. Para aprovechar la carroña hace falta buena vista y rapidez para llegar al cadáver antes que otros carroñeros, como hienas o buitres. Y luego, dado que los simios carecen de colmillos afilados para desgarrar la carne, instrumentos tales como trozos de piedra para cortar y desprender la carne de los huesos y piel.
Acerca del uso de instrumentos no cabe la menor duda, puesto que se ha observado a otros antropoides usar piedras y palos como ayuda para alimentarse. Aunque se establece que fue el uso de piedras ligeramente talladas lo que definió la aparición de los primeros humanos (género Homo), es casi seguro que ya antes se usaron, aunque sin modificar la forma original.
¿Y por qué necesita correr un carroñero? Dicho de otra forma, ¿por qué nuestros antepasados se adaptaron a la carrera?
Una de las razones ya quedó expuesta: ser los primeros en llegar. La carne de un animal recién muerto es la mejor, más fresca, y se pueden elegir los trozos más suculentos, más blandos, mejor digeribles. Si se llega tarde, solo quedarán trozos pegados a los huesos, aparte de los propios huesos, es decir, carne poco aprovechable. Lo mismo si se trata de los despojos que haya dejado un cazador, como por ejemplo un león.
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